Desde niña los cuentos han sido mi pasión. Me gustaba escucharlos y ansiaba tanto poder leerlos que me motivó a aprender a leer muy pronto.
Enseguida comencé a escribirlos y siempre he inventado un cuento o un poema cuando quería transmitir algo que no sabía cómo explicar.
Al comenzar a trabajar como terapeuta, utilizaba cuentos y otras lecturas para ayudarme en mis talleres y un día oí hablar de la Cuentoterapia. Se pusieron en alerta todos mis sentidos y mi reacción fue: «¿Eso existe?» Sin preguntar nada más me inscribí en una formación que ya había comenzado y desde el primer momento supe que ése iba a ser mi camino.
Hoy soy parte del equipo de formadores en Cuentoterapia y utilizo los cuentos tanto en terapia individual como en trabajos grupales, y en colectivos tan diversos como profesores, mayores de sesenta, empresas, talleres para niños y padres, etc.
Y en este momento, estoy a punto de publicar mi primer cuento ilustrado.