Descubrir y realizar la Formación en Cuentoterapia ha supuesto una vivencia mágica. Desde el primer taller, mi mirada sobre el mundo, de cómo verlo, sentirlo y vivirlo cambió. Dejar de hacer preguntas para dejar que las respuestas -simbólicas- hiciesen su labor en mi. Así que, con toda una vida de vivencias agradables y no tanto -como cualquier persona- , permitirme relajarme y escuchar a Lorenzo y otras personas contar cuentos… y reír, llorar, emocionarme, jugar, dibujar, compartir en el grupo en un entorno de gran intimidad y respeto y, al mismo tiempo, de gran crecimiento personal es algo realmente ‘maravilloso’, muy sanador. Y es que gracias a la magia de los cuentos maravillosos y de cuento en cuento, he ido descubriendo su aplicación en mi vida diaria, resolviendo nudos ancestrales y enquistados, sombras y virtudes -conocidas y desconocidas en ambas-, y he adquirido múltiples recursos para aplicarlos tanto en mi como en situaciones de mi entorno. Aprendí a abrazar y amar esa niña interior perdida, escondida y herida.
Me costó aceptar lo que Lorenzo Hernández nos decía en la formación: “Los cuentos NO se explican». Eso no me entraba. Yo quería saber el porqué de todo, de cada elemento, personaje o símbolo del cuento. Y es que los cuentos si se explican pierden todo su valor. Cada cuento le llega a cada persona de una forma ya que es como un guión de vida, de la vida de cada uno, personal e intransferible y, al mismo tiempo, arquetípicamente universal.
Me pasaría la vida hablando de la Formación en Cuentoterapia pero sería inútil. La Formación -como los cuentos- es algo que no se puede ‘explicar’, solo vivenciar. Nada es lo que parece. Cada taller es una carga de profundidad que suele ‘explotar’ pasadas algunas semanas de haber realizado cada taller… Es un verdadero y duro camino del héroe y de la heroína, pero si te animas no te preocupes…, ¡La Magia de los Cuentos te acompañará!. Los cuentos siempre son sanadores. 🙂
Lola Pérez (Barcelona, promoción ‘in eternum’)