Estoy cursando la formación de cuentoterapia.
Llevo hechos ya 6 cursos. He tenido como formadores al MAESTRO, es decir a Lorenzo Hernández en varias ocasiones, a las maravillosas Anabel García y Carmen González en repetidas formaciones y, puntualmente, a María Valgo y Juan Antonio Valverde y la última la hice con Mar Antón.
Hace algún tiempo, tras realizar el Máster en PNL y un curso de Narrativa Terapéutica, descubrí el gran valor, fuerza y potencial de la palabra y las historias. Me supo a poco. Indagué y descubrí la CUENTOTERAPIA. Por supuesto lo probé y, cómo no, me he vuelto una adicta a ella.
En un principio pensé, por el nombre, que el tema central eran los cuentos. Pronto descubrí que el tema central era la VIDA. El descubrir, a nivel simbólico, lo que un cuento esconde, me pareció alquimia pura. Y el cómo utilizar esos contenidos maravillosos para tratar diferentes momentos, fases, situaciones que nos trae la vida me pareció un bálsamo tan suave de aplicar, por una parte, como contundente y rotundo por su efectividad, por otra.
Tendemos a asociar cuento con niño. Efectivamente, los cuentos son imprescindibles para los niños. Pero los adultos no hemos perdido al niño que fuimos. Por ello, los cuentos no tienen edad. Te tocan el alma tengas 4 o 40. Y eso, en la formación de Cuentoterapia lo sabemos bien cuando se desbordan las emociones y cuando descubrimos rincones de nuestra alma que estaban tan escondidos que no se dejaban ver.
Ha sido un fantástico regalo haber encontrado esta formación, a estos maestros maravillosos y a este grupo genial de compañer@s que nos juntamos en cada curso con tanta ilusión y alegría. Cada formación es un viaje que sabes cómo empieza, pero no sabes por qué parajes te llevará.